
El cuerpo humano es una máquina maravillosa.
Cuando está en equilibrio, todo funciona bien y la salud es óptima. Cuando nos salimos de este equilibrio, se empiezan a presentar las diferentes enfermedades.
En nuestra vida moderna, el estrés del día a día juega un papel muy importante y afecta nuestra salud de muchas maneras. En este espacio hablaremos de cómo el estrés contribuye para que subamos de peso, y después nos cueste más esfuerzo perder ese peso; cómo afecta el
metabolismo de los azúcares y los triglicéridos y causa colesterol elevado (lo que se conoce como síndrome metabólico), además de aumento de la talla —sobre todo en el tronco— y aumento de la presión arterial. Hablemos primero de cómo reacciona nuestro cuerpo ante el estrés, y cómo se ve afectado por él.
Nuestros antiguos mecanismos de defensa
A pesar de ser una máquina tan maravillosa, nuestro cuerpo aún no conoce la diferencia entre el estrés que sentían los hombres de la prehistoria cuando los perseguía un tigre o un diente de sable y el estrés que sentimos en la actualidad cuando leemos una noticia desagradable, cuando tenemos que entregar un trabajo al jefe y ya se nos hizo tarde o al manejar en el tráco de la ciudad. El cuerpo humano, ante cualquier tipo de estrés, genera una respuesta que se llama ght or ight response (lucha o huye). Esta respuesta consiste en que todo el cuerpo se pone en alerta y se prepara para correr lo más lejos del atacante o del factor que le provoca estrés.
En esta respuesta siológica se estimula la reacción de una parte del sistema nervioso que se llama sistema nervioso simpático: se acelera el corazón, se contraen las pupilas, se eleva la frecuencia respiratoria, se detiene la digestión y se estimula a glándulas importantes para secretar diferentes hormonas que nos hacen estar más alertas, como el cortisol, la adrenalina y la epinefrina. Cuando estas hormonas del estrés se elevan, se aumenta la presión sanguínea, se deshacen músculos grandes y se libera mucha glucosa a la sangre; el sistema inmune se suprime y la digestión se suspende, la respuesta sexual se detiene, se inhibe la acción del estómago y de los intestinos, los depósitos de energía —grasa y glucógeno— se convierten en energía fácil de usar (lo que crea un exceso de glucosa en el torrente sanguíneo) y todo en nuestro cuerpo se prepara para salir corriendo. Ante esta “emergencia”, todas las demás funciones importantes de nuestro cuerpo pasan a segundo plano de importancia.
¿Por qué el estrés engorda
y cómo prevenirlo?
